Apiterapia de segunda generación: apiterapia sin dolor

Existen dos formas de aplicación del veneno de abejas por parte del apiterapéuta, denominadas respectivamente apiterapia de primera y de segunda generación.

La apiterapia de primera generación se caracteriza por utilizar formas de aplicación invasivas dentro de las cuales se destacan:

  • La picadura directa
  • La inyección de una preparación farmacéutica del veneno de abejas. La apiterapia de segunda generación se realiza de forma no invasiva.

Algunos avances tecnológicos combinados con la investigación clínica han permitido llegar a la aplicación del veneno de abejas de forma no invasiva: Este avance llevó a la Sociedad Colombiana de Apiterapia a crear el dispositivo llamado Apibot.

La Apiterapia de Segunda Generación es un procedimiento desarrollado por la Sociedad Colombiana de Apiterapia, convirtiéndose en una innovación única a nivel mundial. Consiste en la aplicación de apitoxina proveniente de abejas seleccionadas genéticamente, a través del Apibot.

Este dispositivo permite la entrada del componente activo a través de la piel al reorganizar la polarididad de sus moléculas y ejerciendo un efecto de pushing a través de ultrafrecuencia y luz infrarroja.

La Apiterapia de segunda generación cuenta con un desarrollo tecnológico exclusivo permitiendo una aplicación del veneno de abejas más segura y no invasiva.

En este caso la apitoxina es utilizada en una dosis altamente concentrada en presentación de “emulgel” como forma farmacéutica, por eso es de manejo exclusivo de profesionales entrenados en apiterapia; este emulgel es aplicado directamente en zonas de dolor o “puntos gatillo”, y gracias al Apibot, los principios activos de la apitoxina progresivamente permean las capas más externas de la piel, para luego pasar a tejidos más profundos, en este caso tejido muscular y/o articular.

La Apiterapia de Segunda Generación permite aplicar la apitoxina de forma no invasiva, conservando la misma efectividad de la picadura directa de la abeja y de las inyecciones, pero suprimiendo las molestas sensaciones de dolor y “rasquiña” de estos últimos.